martes, 10 de julio de 2012

EL HOMBRE ES UN SER INCOMPLETO…



EL HOMBRE ES UN SER INCOMPLETO…

Este sistema pertenece a la clase de sistemas que contemplan al hombre como un ser incompleto y lo estudian desde el punto de vista de su desarrollo posible.

La psicología corriente dista muchísimo de la realidad.

El hombre que aquélla estudia es una cantidad imaginaria.

El hombre no es lo que él supone ser.

Nos atribuimos muchas cualidades que no poseemos.

No estamos conscientes.

Si no estamos conscientes, no podemos tener unidad, no podemos tener individualidad, no podemos tener un Ego o Yo permanentes.

Todas estas cosas las inventó el hombre para mantener la ilusión de la consciencia.

El hombre puede ser consciente, pero actualmente no lo es.

Debe reconocerse que el hombre vive debajo de su nivel legítimo.

También hay otras cosas que el hombre puede alcanzar, pero ahora hablamos de lo que le pertenece por derecho, pero que no posee.

Este sistema trastrueca de arriba abajo todo lo que conocemos o hemos pensado.

No puede conciliarse con las ideas psicológicas corrientes.

Tenemos que decidir cómo hemos de ver al hombre: como un huevo o como un pájaro.

Y si le vemos como un huevo, no debemos atribuirle las propiedades de un pájaro.

Cuando le vemos como un huevo, toda la psicología se torna diferente: toda la vida humana se convierte en la vida de los embriones, de los seres incompletos.

Y para algunos, el significado de la vida se convierte en la posibilidad de pasar a otro estado.

Es muy importante entender qué es un ser completo y qué es un ser incompleto, porque si esto no se entiende desde el comienzo, sería difícil seguir adelante.

Tal vez un ejemplo ayude a ilustrar lo que quiero decir.

Comparemos un carruaje, tirado por caballos, con un aeroplano.

Un aeroplano tiene muchas posibilidades que un carruaje corriente no tiene, pero al mismo tiempo un aeroplano puede usarse como un carruaje corriente.

Sería muy torpe e inconveniente, y muy costoso, pero se le puede uncir dos caballos y viajar en un aeroplano por la carretera.

Supongan que el hombre que tiene este aeroplano no sabe que tiene un motor y puede desplazarse por sí, y supongan que aprende sobre el motor: entonces puede prescindir de los caballos y usarlo como un automotor.

Pero eso sería aún demasiado torpe.

Supongan que el hombre estudia esta máquina y descubre que puede volar.

Con seguridad, aquélla tendrá muchas ventajas que faltaban cuando el hombre usó el aeroplano como un carruaje.

Esto es lo que estamos haciendo con nosotros; nos usamos como carruaje, cuando podríamos volar.

Pero los ejemplos son una cosa, y los hechos, otra.

No hay necesidad de alegorías ni analogías, pues podemos hablar de hechos concretos si empezamos a estudiar la consciencia en el sentido correcto.

Si volvemos por un momento a la analogía de un aeroplano, ¿cuál es la razón de porqué nuestro aeroplano no puede volar?

Naturalmente, la primera razón es porque no conocemos la máquina, cómo accionarla ni cómo ponerla en movimiento.

Y la segunda razón es que, como resultado de esta ignorancia, la máquina trabaja a muy baja velocidad.

El resultado de esta baja velocidad es mucho mayor si comparamos un carruaje tirado por caballos con un aeroplano.

Para seguir plenamente las ideas y métodos del sistema, es necesario reconocer y convenir sobre dos puntos: el bajo nivel de la consciencia y la ausencia práctica de voluntad e individualidad en el hombre.

Cuando se aceptan estos puntos, es muy útil y necesario aprender el uso correcto de dos ideas, dos palabras: "útil" y "dañino"; porque es más bien difícil aplicar estas palabras a un estado psicológico y hallar qué es útil en la estructura psicológica del hombre y qué es dañino en ella.

Pero si contemplan al hombre desde el punto de vista de su desarrollo posible, se torna claro que lo que ayuda a su desarrollo es útil, y lo que lo impide es dañino.

Es muy extraño que sea necesario explicar incluso esto, pero lamentablemente nuestro pensamiento corriente, particularmente cuando se encuentra con graves problemas, no usa esta idea; de alguna manera, perdemos la comprensión de lo que es útil y dañino.

Nuestro pensamiento ha adquirido muchos malos hábitos, y uno de ellos es pensar sin propósito.

Nuestro pensar se ha tornado automático; estamos absolutamente satisfechos si pensamos y desarrollamos posibles salidas laterales sin tener idea alguna de porqué estamos haciéndolo.

Desde el punto de vista de este sistema, tal pensar es inútil.

Todo estudio, todo pensar y toda investigación debe tener un objetivo, una finalidad en vista, y este objetivo debe ser alcanzar la consciencia.

Es inútil estudiarse sin esta finalidad.

Hay razones para estudiarse sólo si uno ha comprendido ya que no tiene consciencia y desea alcanzarla.

De otro modo, eso se torna precisamente fútil.

Alcanzar la consciencia se conecta con la liberación gradual respecto de la mecanicidad, pues el hombre, tal como es, está plena y completamente bajo leyes mecánicas.

Cuanto más el hombre alcanza la consciencia, más abandona la mecanicidad, lo cual significa que se vuelve más libre de las accidentales leyes mecánicas.

El primer paso para la adquisición de la consciencia es la comprensión de que no estamos conscientes.

Pero esta ilusión no puede cambiarse sola, pues hay muchas otras.

Como dije antes, la peor de ellas es la ILUSIÓN DE QUE PODEMOS "HACER".

Toda nuestra vida se basa en esta ILUSIÓN.

Siempre pensamos que estamos haciendo, cuando, en realidad, no estamos haciendo nada: TODO SUCEDE.

Otra ilusión es que estamos despiertos.

Cuando comprendamos que ESTAMOS DORMIDOS, veremos que toda la historia fue hecha por gente dormida.

La gente dormida pelea, crea leyes; la gente dormida las obedece o desobedece.

Las peores ilusiones nuestras son las IDEAS EQUIVOCADAS entre las que vivimos y que gobiernan nuestras vidas.

Si pudiéramos cambiar nuestra actitud respecto de ESTAS IDEAS EQUIVOCADAS y entender lo que son, esto en sí mismo sería un gran cambio e inmediatamente cambiaría otras cosas.

Ahora bien, sería bueno si empezáramos de este modo: han estado pensando durante la semana, de modo que traten de recordar lo que no estuvo claro en lo que oyeron, y formulen preguntas, y entonces desarrollaré esa línea de pensamiento.

P. Si no estamos conscientes, ¿podemos juzgar lo que es útil para nosotros y lo que es dañino?

R. Dije que la observación de sí no puede ser impersonal, pues nos interesamos personalmente por el funcionamiento correcto de nuestra máquina.

El funcionamiento correcto del organismo nos es provechoso, el funcionamiento incorrecto es dañino.

Uno debe tener una SIMPLE ACTITUD COMERCIAL para con la propia vida y las propias funciones interiores, y debe saber qué es beneficio y qué es pérdida, de modo que uno no puede observarse muy imparcialmente como algunos acontecimientos históricos que sucedieron hace mil años.

Cuando un hombre adopta esta actitud respecto de si mismo, está listo para empezar el práctico estudio de sí, pues práctico estudio de sí significa EL ESTUDIO DE LAS COSAS MÁS MECÁNICAS.

Algunas funciones en nosotros pueden volverse conscientes, otra jamás pueden volverse conscientes.

Las funciones instintivas, por ejemplo, no tienen necesidad de volverse conscientes, pero hay muchas otras (nuestra vida está llena de ellas) que es muy importante volver conscientes o, si no pueden volverse conscientes, detener o eliminar, pues son realmente dañinas.

No son meramente mecánicas en el sentido de que son automáticas; se deben al funcionamiento incorrecto de la máquina, que ha seguido durante largo tiempo.

De modo que han causado ya un daño definido; las cosas se rompieron, retorcieron o violentaron.

P. Al tratar de estudiarme no puedo hallar nada real, nada tangible.

R. Estudie lo que haya, sea real o irreal.

No puede estudiar sólo lo que es real; tiene que estudiar lo que hay allí.

No es un obstáculo para el estudio de sí que no haya nada real: debe estudiar lo que halle.

En realidad, usted tiene absoluta razón de que no hay nada real, pero uno debe estudiarse y estudiar los obstáculos.

El principal obstáculo para el logro de la consciencia de si es que PENSAMOS QUE LA TENEMOS.

Uno jamás obtendrá la consciencia de sí mientras crea que la tiene.

Hay muchas cosas que pensamos que tenemos, y debido a esto no podemos tenerlas.

Pensamos que hay individualidad o unidad; PENSAMOS QUE SOMOS UNO solo indivisible.

Pensamos que tenemos VOLUNTAD, o que si no la tenemos siempre, podemos tenerla, y otras cosas.

En esto hay muchos aspectos, pues si no tenemos una cosa, no podemos tener otra.

Pensamos que tenemos estas cosas, y esto sucede porque no conocemos el significado de las palabras que usamos.

Hay un claro obstáculo, una razón clara de porqué no podemos tener la consciencia como somos.

Este principal obstáculo en el camino del desarrollo es LA MENTIRA.

Ya mencioné la mentira, pero debemos hablar más de ella, pues no sabemos lo que significa mentir porque jamás estudiamos esta cuestión seriamente.

Empero, la psicología de la mentira es realmente la parte más importante del estudio del ser humano.

Si el hombre pudiese describirse como un tipo zoológico, se lo describiría como UN ANIMAL MENTIROSO.

Desecharé toda mentira externa y tomaré sólo la mentira del hombre para consigo mismo acerca de sí.

Esta es la razón de por qué nos hallamos en el estado en que ahora estamos, y porqué no llegamos a un estado de la consciencia mejor, superior, más poderoso y más efectivo.

Según el sistema que estamos estudiando ahora, no podemos conocer la verdad, porque la verdad sólo puede alcanzarse en la consciencia objetiva.

De modo que no podemos definir qué es la verdad; pero si la encaramos como que la mentira es lo opuesto a la verdad, podemos definir la mentira.

La mentira más grave es cuando sabemos perfectamente bien que no conocemos ni podemos conocer la verdad acerca de las cosas y, sin embargo, jamás actuamos de conformidad.

Pensamos y actuamos siempre como si conociéramos la verdad. Esto es mentir.

Cuando sé que no conozco algo y al mismo tiempo digo que conozco y actúo como si lo conociese, eso es mentir.

Por ejemplo, no sabemos nada sobre nosotros mismos, y realmente sabemos que no sabemos nada, y sin embargo jamás reconocemos o admitimos el hecho; nunca lo confesamos siquiera a nosotros mismos; actuamos, pensamos y hablamos como si supiéramos quiénes somos.

Este es el origen, el comienzo de la mentira.

Cuando entendemos esto y seguimos esta línea, y cuando tratamos de conectar esta idea con todo lo que pensamos, con todo lo que decimos, con todo lo que hacemos, empezamos a eliminar los obstáculos que yacen en el camino hacia la consciencia.

Pero la psicología de la mentira es mucho más difícil de lo que pensamos, porque hay muchas clases diferentes de mentira y muchas formas sutilísimas, difíciles de descubrir en nosotros mismos.

En los otros, las vemos comparativamente con facilidad, pero no en nosotros mismos.

P. Si no sabemos qué es la verdad, ¿cómo sabemos cuándo mentimos?

R. Usted sabe que no puede saber la verdad, y si usted dice que la sabe o puede saberla, eso sería una mentira, porque nadie puede saber la verdad en el estado en que estamos.

No piense filosóficamente, tome esto en relación con los hechos.

Las personas hablan de todo como si lo conociesen.

Si usted pregunta a un hombre si hay gente en la Luna, tendrá una opinión sobre eso.

Y lo mismo ocurre con todo lo demás.

Tenemos opiniones sobre todo, y todas estas opiniones son mentira, particularmente acerca de nosotros mismos.

NO CONOCEMOS LOS ESTADOS DE LA CONSCIENCIA, NI LAS DIFERENTES FUNCIONES, NI LA VELOCIDAD DE LAS FUNCIONES, NI SU RELACIÓN DE UNA CON OTRA.

No sabemos cómo se dividen las funciones.

No sabemos nada, y sin embargo pensamos que sabemos de nosotros mismos.

Todo lo que tenemos es opiniones, y todas ellas son mentiras.

P. Si todas las opiniones son mentiras, ¿debemos evitar las opiniones?

R. Usted debe conocer el valor de ellas.

La primera mentira que nos formulamos es cuando decimos: "yo".

Es una mentira, porque al decir "yo", presumimos ciertas cosas: presumimos cierta unidad y cierto poder.

Y si digo "yo" hoy y digo "yo" mañana, se supone que es el mismo "yo", cuando en realidad no hay conexión entre ellos.

Nos hallamos en este estado actual debido a ciertos obstáculos o hechos en nosotros mismos, y el hecho más importante que no entendemos es que NO TENEMOS DERECHO A DECIR YO, pues eso será una mentira.

Cuando usted empiece a observarse verá que es realmente así: hay en usted "yoes" que no se conocen uno al otro y jamás entran en contacto.

Por ejemplo, empiece a estudiar sus gustos y rechazos, y verá que en un momento puede gustarle una cosa, y otra en otro momento, y las dos son tan opuestas una a la otra que comprenderá de inmediato que esos "yoes" jamás se encuentran.

Si observa sus decisiones, verá que un "yo" decide y otro ha de llevar a cabo la decisión, y este otro es renuente a hacerlo o nunca le prestó oídos.

Si usted descubre que una cosa que uno hace no implica una mentira sobre uno mismo, eso será muy excepcional.

Al estar rodeados por estas mentiras, nacidos y educados en estas mentiras, no podemos ser nada diferentes de lo que somos; somos precisamente el resultado, el producto de este mentir.

P. Si trato de encontrar la verdad y lo hallo imposible, ¿no debo separarme del mundo cotidiano?

R. Entonces usted estudiaría a un ser artificial, no un ser real.

Sólo puede estudiarse en las condiciones en que usted está, porque usted es el resultado de estas condiciones.

No puede estudiarse aparte de sus condiciones.

P. ¿No hay algo común a todos los "yoes"?

R. Sólo una cosa: que son mecánicos.

Ser mecánico significa depender de circunstancias externas.

P. Por lo que usted dijo, parece dificilísimo estudiarse sin mentirse.

R. No, la mentira debe detenerse.

Usted debe recordar el principio: las mentiras sólo pueden producir mentiras.

Sólo cuando conozca los principales tipos de mentira, usted podrá... no digo luchar con ellas, sino OBSERVARLAS.

La lucha viene después.

Muchas cosas son necesarias a fin de luchar con algo en nosotros; durante largo tiempo, solamente PODEMOS ESTUDIAR.

Cuando conozcamos la disposición y clasificación generales de las cosas en nosotros, sólo entonces llega la posibilidad de luchar contra algo.

Ouspensky




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